sábado, 28 de julio de 2012

FENIX



I
                                                          
En mí se pudre lo bello, se anda
matando como aquellos
ojos que auscultaran mi cuerpo, que
me amaran y yo
esculpiera también contra la noche y la luna.

En mí los culmino aun amándolos, los
febrilmente ardo, los
digiero en sobremesa para  tener otra vez hambre.


II

En mí el sagrado sabor de animalarme,
de remediar lo cotidiano, de arrostrarme
al vuelo germinal del pájaro, al
acoplamiento maquinal de mi organismo.

Y todo fuera por despojo
de mí, por
remorir re-
/surgir y hacerme
fuerte, parte del mundo que veo, que
fluye evidente en la irrisión de la calle, en
el vino franco en la esquina de siempre.

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